Costumbres, leyendas o Mitos

En las zonas rurales de nuestro país y por carecer de energía eléctrica, se pintan con cal los troncos de los árboles y algunas piedras de los caminos para indicar senderos nocturnos, aprovechando la luz de la luna.

Como costumbre y mito, se le atribuye a esta práctica; repeler los insectos, evitar enfermedades y mejorar la calidad de los frutos; así como sinónimo de orden y limpieza en un jardín.


Encalado de árboles, ¿necesidad o costumbre?


Hace mucho tiempo, se encontraron beneficios en el encalado de los árboles para prevenir el ataque de hongos y afectación por bajas temperaturas, mermaban la producción e incluso atentaban contra la propia existencia de la planta.

Esta práctica se ha ejercido durante muchos años y llegó a ser tan importante que incluso se convirtió en el método de control por excelencia. Su formulación consistía principalmente en una mezcla de cal común con sulfato de cobre a la cual se le denomina “caldo bordelés”.

En la actualidad el encalado de árboles ha prevalecido como un paradigma surgido de ésta práctica por costumbre más que por necesidad. Otros argumentos son el estético, como uso de referencia visual para automovilistas y también para control de insectos. Estos argumentos no cuentan con una verdadera justificación ya que hay otros métodos más efectivos para llevar a cabo cada uno de ellos con mayor eficiencia.

En el cultivo del manzano tiene otros propósitos como el de reducir la temperatura hasta en 5° C lo cuál trae como beneficio el mayor porcentaje de rebrote de yemas ó puntos de crecimiento en la primavera. Fuera de los cultivos como cítricos y manzanos el encalado de árboles ha prevalecido como una costumbre ó un paradigma ya que en la mayoría de las especies y usos comunes carece de justificación como lo es en los parques, plazas, áreas públicas y privadas al existir otros métodos para controlar los problemas mencionados. En contraparte podemos enunciar que el encalado tiene ciertos efectos nocivos sobre algunas especies y sobre el suelo que sustenta dichas especies. Afecta la transpiración del tronco, altera el ph del suelo que por efecto de lavado por lluvias y desprendimiento natural, los excesos de cal van a parar al suelo alterando la estructura, ph e intercambio químico del suelo haciéndolo más alcalino y provocando clorosis por exceso de cal.

Por lo tanto, todas las prácticas que no tengan que ver con la explotación agrícola se convierten automáticamente en prácticas en desuso que a fuerza de costumbre se van arraigando hasta perder de vista la verdadera justificación inicial.

En nuestros tiempos se valora y admira más aún la belleza natural de un árbol y las formas y colores que adquieren sus estructuras como cortezas, raíces y ramas. Esto no surge en contraposición a la práctica de encalado si no de una verdadera apreciación y análisis de los beneficios y perjuicios que esto ocasiona, sobre todo en las especies que no requieren éste tipo de práctica como en las zonas urbanas ó de usos comunes sin vínculos al sector agrícola.

EL SURCO
INGENIERO AGRONOMO JOSÉ DE JESUS PLASENCIA JAUREGUI
GERENTE COMERCIAL
GRUPO DE ADMINISTRADORES AGROPECUARIOS S. C.

¿Sabía usted que pintar los troncos de los árboles no trae ningún beneficio?


Pedro Guillén, Ingeniero Forestal del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente de Venezuela, confirmó que estas actividades exponen a los árboles a enfermedades derivadas de los inconvenientes para ¨respirar¨. Expresó, ¨Es como si a uno le echaran pintura en la cara. Al momento de ponerles pintura se los somete a agentes químicos que afectan la respiración del árbol. Se trata de un mal hábito que se hace con la intención de adornarlos, pero es todo lo contrario¨.

El especialista explicó que la presencia de químicos alteran a los estomas, órganos a través de los cuales respiran la planta, aclarando su explicación: ¨como si a uno le taparan las fosas nasales¨.


María Alice de Lourdes Bueno Sousa, Ingeniera Agrónoma e Ex-presidenta de la Sociedad Brasileña de Arborización Urbana, aclara que pintar los troncos es una práctica que rompe el aspecto natural de la vegetación, convirtiendo a los jardines, parques y arbolado de vías públicas, en objetos artificiales. Por esta misma razón las piedras naturales también no deben ser pintadas.

Comenta que las personas que se encuentran mal informadas pueden confundir la pintura de los troncos con imagen de limpieza. Esto no es verdad. Un jardín bien cuidado se consigue aplicando un conjunto de prácticas de jardinería que van desde el retiro continuo de toda la basura, cortar el césped, deshacerse de plantas invasoras (mala hierba) quitar hojas y ramas secas o en mal estado. El aspecto de limpieza y el buen estado de jardines y parques también incluyen la restauración de los pisos, conservación de muebles y el reparo del equipo existente en estas áreas verdes.

Agregó que pintar los troncos es costoso, utiliza cal, fijadores y mucha mano de obra. Su efecto dura poco, de dos a tres semanas, después de algunas lluvias, la pintura se drena y cambia el PH de la tierra. Es importante destacar que para las plantas jóvenes la cal es tóxica.

Además de ser elementos decorativos de los árboles, el color, aspecto, textura y las estructuras externas de los troncos, son características que muchas veces permiten la identificación y la clasificación de éstas.

En conclusión, además de opacar la belleza de los árboles escondiendo su textura, color y tonalidad, las pinturas son nocivas para su corteza y acortan la existencia de muchas especies. Sin efecto curativo o protector, se debe dejar los troncos sin pintar, permitiendo que muestren el esplendor de su belleza natural. Al dañar a los pulmones vegetales de la ciudad también se atenta contra la calidad de vida de los seres humanos.


Diego Díaz, presidente de la organización ambientalista Vitalis, también se manifestó en contra de estas prácticas. ¨Habría que sugerirle a las personas que se pinten con estas pinturas y estén varios días con la mezcla puesta¨. Luego podrán observar como comienzan a padecer de enfermedades en la piel, pues son seres vivos. Algo similar ocurre con los árboles, comentó.

Agregó que sólo habría que acudir a alguna sustancia cuando la situación los requiera. ¨Muchas personas pintan las plantas para evitar la proliferación de hormigas. Lo ideal es usar productos de bajo impacto que han sido creados para contrarrestar la presencia de algunos insectos sin que esto perjudique a la naturaleza¨. Por otra parte, hizo referencia al empleo de los árboles como separadores o testigos viales. ¨Se les pinta de blanco o amarillo sin tener conciencia del daño que se les ocasiona¨, dijo.


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